4 tipos de empresas que deben decantarse por inscribirse como sociedades limitadas

La sociedad de responsabilidad limitada o, simplemente, sociedad limitada es una de las principales formas jurídicas empleadas para configurar la estructura jurídica de las empresas españolas, especialmente de las pymes. Sus características la hacen una fórmula muy flexible que sirve para muchas circunstancias. Muchos empresarios se preguntan cuándo decantarse por una sociedad limitada. Veamos algunos supuestos.

El empresario individual con un buen nivel de ingresos

Cuando un empresario individual tiene un bajo nivel de ingresos, optar por no crear una sociedad puede ser una alternativa para evitar llevar una contabilidad conforme al Código de Comercio, tener más obligaciones formales y mayores costes de cumplir con todas esas obligaciones, lo mismo que con las obligaciones fiscales. Todas esas obligaciones, en empresas con un tamaño un poco más grande, acaban aportando certidumbre a nuestras relaciones con terceros y mejor información para la gestión. Esas ventajas compensan los costes.

Las sociedades de capital presentan la ventaja de la limitación de los riesgos al capital invertido y son perfectas para una gestión profesionalizada permitiendo, además, la entrada de socios en nuestra empresa que compartan los riesgos y contribuyan a los procesos de expansión de nuestra empresa. Para una persona que ha llevado su empresa como empresario individual, la sociedad limitada unipersonal puede ser una buena opción. Tiene la ventaja de tener menos obligaciones formales que la sociedad anónima.

Fiscalmente suele ser ventajoso dejar de ser empresario individual y crear una sociedad de responsabilidad limitada cuando se tiene un cierto tamaño. Dejamos de tributar por rendimientos de actividades económicas (empresariales o profesionales), que se integran en la base imponible general (normalmente gravada con tipos más altos, dependiendo de nuestra renta) y pasaremos a tributar en la base imponible del ahorro por los dividendos percibidos (con un tipo no superior al 23%) en el período en el que se perciban. Si reinvertimos los beneficios, diferiremos el pago de los impuestos hasta el período en el que se repartan los dividendos. Lógicamente los beneficios de nuestra sociedad limitada tributarán en el Impuesto sobre Sociedades pero el conjunto de lo que paguemos por IRPF e Impuesto sobre Sociedades será menor para empresas de un cierto tamaño.

Las sociedades colectivas que asuman o deban asumir riesgos significativos

En una sociedad colectiva los socios se hacen responsables con su patrimonio personal de las deudas sociales. Por lo tanto, si hubiese pérdidas que mermasen el patrimonio de la sociedad colectiva hasta tal punto de que no pudiese pagar sus deudas, el problema se puede traspasar al patrimonio personal de cada uno de los socios.

La ventaja de la sociedad limitada es que los socios solamente pueden perder lo invertido, no haciéndose cargo de las pérdidas que vayan más allá de lo invertido. Eso facilita la entrada de socios, lo cual es una vía de poder acceder a financiar proyectos de mayor envergadura y de un riesgo aceptable, no más reducido de lo normal por el miedo a perder el patrimonio personal.

Las sociedades anónimas en las que no se transmitan acciones o no sea conveniente el cambio de socios

Además de las mayores obligaciones formales en la sociedad anónima, la principal diferencia entre la sociedad anónima y la sociedad limitada es que en la sociedad limitada existen muchas más limitaciones (marcadas por la ley o por los estatutos que fijen los socios) a la transmisión de las participaciones sociales que las que existen en la sociedad anónima para transmitir las acciones.

Si los socios de la empresa no cambian, la sociedad anónima no representa una ventaja, al tener que cumplir mayores formalidades. En muchas empresas no cambian los socios por las ventajas que tiene que sean esos socios y no otros los propietarios de la empresa. Pero, de no variar las personas que son propietarias de las acciones de la sociedad anónima, en muchas empresas introducir una mayor facilidad para una venta de las acciones en el futuro puede ser un elemento de incertidumbre.

Las cooperativas con problemas de organización de su gestión

Las cooperativas pueden ser una buena forma de poner en común las aportaciones de múltiples socios. El problema fundamental al que se enfrenta una cooperativa para tener éxito es el de la organización del liderazgo en la gestión de la sociedad cooperativa. Al regirse por el principio democrático hay que dedicar mucho tiempo a convencer a los socios de que el camino que se toma es el correcto. En ocasiones, eso puede originar conflictos o cansancio en sus gestores, que pueden preferir proyectos poco problemáticos, antes que los proyectos verdaderamente necesarios para la empresa.

En la sociedad limitada las decisiones son más estables. Quienes tienen la mayoría de participaciones sociales, solos o en compañía de otros, tienen el poder dentro de la empresa. Normalmente esas mayorías son estables, sobre todo si uno de los socios tiene una mayoría apreciable de participaciones sociales solo o en conjunto con otros socios con los que mantiene acuerdos.

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