Los seguros que deberían contratar las empresas para su actividad

La realización de una actividad empresarial conlleva una serie de riesgos que recomiendan la contratación de determinados tipos de seguros. En algunos casos esa contratación es obligatoria y en otros más que prudente ya que las consecuencias derivadas de los contingencias que éstos cubren pueden ser muy graves si han de asumirse por la propia empresa.

Una gran parte de los convenios colectivos obligan a la empresa a contratar un seguro de accidentes para sus trabajadores. La cuantía de las indemnizaciones y las coberturas de los mismos está fijada en el acuerdo de negociación colectiva y cubren, como mínimo, los accidentes de trabajo. En algunos casos se puede cubrir el caso de accidente no laboral o el fallecimiento por causas naturales.

Las circunstancias en las que se realiza la actividad de la empresa pueden hacer recomendable la suscripción de un seguro de responsabilidad civil que ampare a la empresa en las reclamaciones contra la empresa. por acción u omisión y que causen daño a un tercero, interviniendo culpa o negligencia.

Dentro de los seguros de responsabilidad civil podemos contratar diferentes coberturas relacionadas con la responsabilidad civil patronal, por aquellos perjuicios que puedan derivarse de la relación de la empresa con sus trabajadores, responsabilidad civil de productos, que tienen que ver con los daños que pueda causar el producto entregado a los clientes, y la responsabilidad civil de explotación, la empresa que la empresa debería afrontar como consecuencia directa del desarrollo de su actividad empresarial.

Desde el momento en que la actividad se realiza en un espacio físico (establecimiento, oficina, nave industrial, etc.) suele ser recomendable la contratación de un seguro multirriesgo que nos pueda cubrir los daños del continente, local y su estructura y el continente, mobiliario, maquinaria, equipos informáticos, etc. Este tipo de seguros, además de la reposición de los daños que podamos sufrir, también nos ayudan en la reclamación de daños producidos por terceros.

La contratación de un seguro es un ejercicio de previsión, pero tan importante como su suscripción es controlar tanto las coberturas que nos ofrece como los capitales asegurados para cada una de esas contingencias.

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