Suspensión de pagos: ¿cómo afecta el concurso de acreedores a proveedores y clientes?

Lo más importante para las empresas implicadas en un proceso de este tipo es entender que entrar en concurso de acreedores no es la antesala a la quiebra de una compañía. El concurso es una forma de paraguas legal que se crea para proteger a todos los acreedores de una sociedad así como para procurar la viabilidad de la empresa misma.

El concurso de acreedores es un proceso legal que se inicia cuando una empresa o empresario autónomo entra en una situación de insolvencia; o lo que es lo mismo, que reconoce la imposibilidad de afrontar los pagos que adeuda. Este proceso tiene como objetivo poner de acuerdo a la empresa con sus acreedores para facilitar las negociaciones que permitan la viabilidad de la sociedad con el menor daño posible para todos los implicados. En realidad, la ley concursal otorga ciertas ventajas a la empresa en problemas y la protege -en cierto modo- para que pueda ‘pasar el bache’.

Hay un matiz muy importante en la Ley Concursal y es que ‘prima’ a quien solicita el concurso, puesto que el objetivo de la misma es evitar males mayores, que una empresa en problemas no persista en su actividad y acabe arrastrando en su caída a otras.

Por ello, un proveedor o cliente que se convierte en acreedor de una empresa puede solicitar la apertura del procedimiento en el juzgado. Es lo que se llama un concurso necesario, y no es otra cosa que dar aviso a los tribunales de que hay una empresa en situación delicada o que necesita ayuda ‘ya’.

La Ley concede ciertos privilegios a quien solicita el concurso y son el de tener prioridad en el cobro de su deuda (hasta cierto porcentaje) y el de no pagar las costas del proceso si el concurso es admitido a trámite (lo paga el deudor).

Otro aspecto importante es que si la empresa solicita el concurso, la gestión sigue en sus manos, pero si se trata de un concurso necesario, será la administración concursal quien lo haga. Esto es importante tanto para la firma como para las empresas acreedoras, porque quien inicia el proceso tiene ventaja.

La clave de todo este proceso es dar el primer paso y tratar de frenar los problemas antes de que ya no tengan solución. El motivo por el que muchas empresas pasan de situación concursal a quiebra es la tardanza en sentarse a negociar con proveedores y clientes. Y gran parte de los daños que han sufrido muchos sectores en los últimos años ha sido, precisamente, la falta de voluntad de unos para solicitar el concurso y la falta de perspicacia de otros en solicitar el concurso necesario.

Por tanto, el mejor consejo que se puede dar a una empresa o empresario que empieza a notar retrasos anormales en los pagos o, simplemente, tiene dudas sobre la solvencia de otra sociedad con la que trabaja es conveniente echar un vistazo a sus cuentas, que deberían estar en el Registro Mercantil o contratar los servicios de empresas que facilitan estos datos.

Lo más importante quizás, es valorar si los impagos de algunas empresas van a provocar o no el impago por mi parte, porque si la respuesta es afirmativa podría ser más conveniente solicitar el concurso de ‘motu proprio’ o solicitar el concurso necesario de alguna de ellas antes de que sean nuestros clientes o proveedores los que soliciten el de nuestra compañía.

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